Por: Ing. Rosaura Cantú 14k 26k 75k
Las Alocasias, también conocidas como "orejas de elefante" por la forma de sus hojas, son plantas tropicales que destacan por su follaje exuberante y llamativo, este nombre común se popularizó primero para las especies de hojas grandes, y luego se extendió a sus parientes enanos. Originarias de Asia y Oceanía, estas plantas son muy apreciadas en la decoración de interiores, pero requieren ciertos cuidados específicos para prosperar.
Si acabas de adquirir una Alocasia o estás pensando en hacerlo, esta guía te ayudará a mantenerla saludable y vibrante.
Las Alocasias necesitan mucha luz para mantener sus hojas grandes, fuertes y coloridas, pero el sol directo puede quemarlas, sobre todo el sol de mediodía si vives en lugares muy cálidos. Lo ideal es que les dé solo el sol directo por la mañana, cuando la radiación solar es más baja, y el resto del día que se mantengan a media sombra o con luz filtrada; esto se puede lograr colocándolas bajo un árbol o cerca de una ventana que cuente con cortina fina para los días más soleados y calientes. Entre más luz brillante reciba, más rápido crecerá y tendrá hojas más grandes y pigmentadas.
Evita la sombra total. Si la planta no recibe suficiente luz, sus hojas pueden volverse pequeñas, con peciolos alargados y caídos, y perder vitalidad poco a poco hasta desfallecer.
Las alocasias, por ser plantas tropicales, no toleran bien el frío. Su rango de temperatura óptima está entre 18-28ºC. Sin embargo, soportan temperaturas más calientes y pueden sobrevivir a heladas (temperaturas bajo 0ºC) mientras el rizoma (el tallo subterráneo de donde salen las raíces) no se congele.
Las alocasias son plantas que pueden entrar en hibernación como mecanismo de defensa para enfrentarse a los inviernos fríos, donde pierden todo su follaje, y rebrotan en primavera cuando las temperaturas sean más cálidas. Atención que a veces rebrotan hasta mitades o finales de primavera, y es por eso que muchas personas prefieren resguardarlas en invierno, para que no sufran de frío, y disfrutar su follaje por más tiempo.
Si quieres saber más sobre cómo cuidar de tus alocasias cuando han entrado en hibernación puedes leer: 5 Plantas que Hibernan en Invierno: Todo lo que debes saber.
La tierra de las alocasias debe ser ligera y bien drenada, esto significa que no debe compactarse ni encharcarse, pero tampoco secarse demasiado rápido. Además, debe ser rica en materia orgánica. Se aconseja utilizar una mezcla de tierra que contenga perlita, fibra de coco y humus de lombriz.
Si vas a sembrarlas en una maceta grande o profunda, yo recomiendo que la parte de abajo la llenes con tierra común de jardín y la parte de arriba con una mezcla que contenga los ingredientes antes dichos para que los rizomas estén aireados, pero que en la parte de abajo se retenga el agua de manera que las raíces (que salen del rizoma) se encuentren siempre húmedas). Como nota, no es necesario poner piedras al fondo (puede ser contraproducente), solo que el agujero de la maceta esté lo suficientemente grande como para que no se tape.
Las especies de alocasias enanas se pueden plantar en macetas pequeñas que cuenten con un platito para retener el agua, utilizando un sustrato ligero y aireado. Se recomienda trasplantarlas a una maceta más grande en primavera o verano, solo cuando las raíces sobresalgan de la maceta o veas que la tierra se seca demasiado rápido.
El riego es clave para el buen desarrollo de las alocasias, y varía de acuerdo a la temporada: en verano, con el calor, se riegan con más frecuencia, manteniendo el suelo húmedo, pero no encharcado; en invierno, si hace frío, es mejor regar hasta que la capa superior del suelo esté un poco seca, ya que con las temperaturas bajas las plantas en general requieren menos agua. Si vives en un clima tropical, mantén la tierra húmeda todo el año.
Es muy importante evitar los encharcamientos o que la tierra esté muy empapada, ya que los rizomas y raíces pueden pudrirse. Considera que entre más grande sea la maceta, más agua retiene, por lo que habrá que regar con menos frecuencia.
El exceso de riego es la causa más común de que las alocasias no sobrevivan. Si tienes dudas sobre si ya le toca riego o no, lo mejor es no regar. Las alocasias se recuperan más fácil de una sequía que de una pudrición de raíces.
Las alocasias se deben fertilizar solo durante su temporada de crecimiento activo, que es en primavera y verano. Aunque si vives en un clima tropical cálido, sin inviernos marcados, puedes fertilizar todo el año. Usa abonos naturales, como el lixiviado de humus diluido, cada 3-4 semanas o agrega un poco de humus a la hora de trasplantar (el humus, además de aportar nutrientes, mejora la textura del suelo y aumenta la retención del agua).
También se pueden utilizar fertilizantes inorgánicos balanceados, como el triple 17 o alguno específico para plantas de follaje. Te recomiendo que lo diluyas a la mitad de la dosis indicada, aplicado cada 4-6 semanas, para evitar la acumulación de sales y quemaduras en las raíces, ya que las alocasias son sensibles al exceso de sales.
Las alocasias prefieren un ambiente húmedo (entre el 60 y 80%), aunque se pueden adaptar a lugares más secos. Te recomiendo que, en los días donde la humedad relativa baje del 40%, atomices o rocíes las hojas con agua para evitar que se sequen. También puedes colocar humidificadores y evitar las corrientes de aire seco. Puedes consultar la humedad relativa de tu zona en casi cualquier aplicación del clima.
Sin embargo, yo no recomiendo atomizar las hojas si la humedad está por arriba del 60%, ya que podría resultar en una enfermedad por hongos, que casualmente, se ve como manchas marchitas en las hojas o tallos que pueden confundirse con una quemadura por exceso de radiación solar.
Ten especial cuidado en invierno, ya que con la calefacción el ambiente se seca mucho. Evita colocar tus alocasias cerca del calefactor e intenta subir la humedad atomizando, utilizando humidificadores y revisando la humedad de la tierra con más regularidad.
Puedes retirar las hojas viejas amarillentas, marchitas o dañadas utilizando siempre unas tijeras limpias y desinfectadas, y cortando desde la base de la hoja, cerca del tallo.
Si tu alocasia desarrolló hijuelos, esto es, que brotaron más tallos desde el suelo y la planta se puso muy tupida, podrías hacer una separación de la planta. Para esto, desentierra o escarba un poco y divide la planta cortando el rizoma. Este proceso generalmente se hace al trasplantar las alocasias en primavera o verano. De esta manera puedes reproducirla.
Hay que tener cuidado con los excesos de: agua, luz, temperatura, fertilizante, etc. Las hojas amarillas es el problema más común en las alocasias y generalmente se debe a un exceso de riego. Sin embargo, no siempre es el motivo y puede deberse a otros factores, como falta de luz, temperaturas muy frías, falta de nutrientes o presencia de plagas.
Las hojas pequeñas y descoloridas con tallos alargados y débiles generalmente indican falta de luz. Las alocasias no pueden estar en un lugar tan sombreado, aunque ahí se vean muy bonitas. Recuerda que se trata de un ser vivo y no de una simple decoración (velas más como mascotas). Cámbialas a un lugar más iluminado.
Las plagas más comunes son la arañita roja (es un ácaro), la cochinilla blanca algodonosa y los pulgones. Revisa el envés de las hojas con frecuencia para detectar las plagas a tiempo. Se pueden eliminar fácilmente utilizando remedios ecológicos como jabón potásico o aceite de neem.
Las alocasias son plantas espectaculares, con mucha variedad de tamaños, formas y colores para todos los gustos y estilos, pero todas con los mismos cuidados. Por lo que si aún no comienzas con tu colección de alocasias te aconsejo que empieces con una planta y practiques sus cuidados. Una vez que la conozcas podrás adentrarte de lleno en este fascinante mundo de las alocasias.
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Por: Ing. Rosaura Cantú 14k 26k 75k
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