Hoya o flor de cera: Guía de cuidados

Las Hoyas, también conocidas como plantas de cera o flor de cera, comprenden alrededor de 300 especies de plantas trepadoras provenientes de las zonas tropicales y subtropicales del sureste asiático.

Con sus hojas brillantes y sus atractivas y fragantes flores, las hoyas son apreciadas por su belleza y facilidad de cuidado. Sin embargo, como cualquier planta, requieren atención y cuidados específicos para prosperar. Siguiendo esta guía lograrás que estas verdaderas joyas de la jardinería se mantengan saludables y bellas.

1. Luz

Las hoyas son plantas amantes de la luz, pero no les gusta la luz directa del sol durante largos períodos, ya que naturalmente crecen como enredaderas sobre las ramas de otras plantas, por lo que reciben la sombra de éstas. Sin embargo, mientras más luz reciban, más se estimulará la floración. Ubica tu hoya preferiblemente en un lugar donde reciba luz solar directa por la mañana, cuando la radiación solar no es muy alta, o donde reciba luz indirecta muy brillante.

La Hoya carnosa ‘Krimson Queen’ presenta en sus hojas una atractiva variegación blanca y rosada. Las hoyas variegadas requieren más luz para preservar su variegación, pero son más sensibles a la luz solar directa.

2. Temperatura

Las hoyas prosperan en temperaturas constantes y moderadas. Evita las corrientes de aire y los cambios bruscos de temperatura. Mantén tu hoya en un rango de temperatura entre 15-26°C para garantizar un crecimiento óptimo. Sin embargo, soportan temperaturas más calientes y también más frías, aunque no son resistentes a las heladas.

3. Tierra

Las hoyas prefieren un sustrato ligero y bien drenado, rico en materia orgánica, que retenga la humedad, pero no se sature de agua, ya que sus raíces son susceptibles a la pudrición. Utiliza una mezcla de tierra para macetas que contenga perlita, corteza de pino o fibra de coco para asegurar un buen drenaje. No te olvides de agregar humus o composta bien degradada para nutrirla.

Hoya kerrii, la planta corazón

4. Riego

Los riegos deben ser espaciados, dejando que la capa superior del sustrato se seque antes de volver a regar. Las hoyas son resistentes y pueden soportar periodos cortos de sequía, gracias a sus hojas gruesas y cerosas que permiten la acumulación de agua. Sin embargo, es esencial mantener un régimen de riego adecuado. La frecuencia de riego puede variar según la temporada y las condiciones ambientales. En general, las hoyas necesitan menos agua durante los meses de invierno cuando están en reposo y más agua durante los meses de primavera y verano cuando están en crecimiento activo. En todo caso hay que evitar el exceso de agua para evitar la pudrición de raíces.

5. Fertilización

Durante la temporada de crecimiento activo, primavera y verano, fertiliza tus hoyas cada 2 semanas o cada mes con abonos orgánicos como lixiviado de humus o fertilizante balanceados a dosis bajas (a la mitad o a una cuarta parte de la concentración recomendada en la etiqueta), ya que las hoyas son sensibles a los fertilizantes sintéticos. Detén la fertilización durante el otoño e invierno cuando la planta entra en un período de descanso.

6. Poda

La poda puede ayudar a dar forma a tu hoya y fomentar un crecimiento más compacto. Elimina las ramas muertas o enfermas y recorta para mantener la forma deseada. La poda también puede estimular la floración.

7. Problemas comunes

El exceso de agua puede pudrir las raíces si la tierra no drena lo suficiente, así como la falta de iluminación puede evitar la floración. La plaga más común es el pulgón (áfidos), que se puede eliminar aplicando jabón potásico o aceite de neem.

Siguiendo estos sencillos consejos de cuidado, puedes disfrutar de una hoya exuberante y saludable en tu hogar. La paciencia es clave, ya que algunas hoyas pueden tomarse su tiempo para florecer, pero cuando lo hacen, la belleza y fragancia de sus flores valen la espera.

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